martes, 14 de octubre de 2008

El punto G

Sirva como presentación del Grupo180 este artículo que nos dedicó la periodista Mercedes Gallego, publicado en el Diario Información el 21 de Enero de 2007


Intentar que el PSOE abandone el autismo en el que está instalado desde hace ya demasiado tiempo; lograr que sus dirigentes dejen de vivir de espaldas a la realidad, como lo han venido haciendo; o que la candidatura para la próxima cita electoral municipal que encabeza Etelvina Andreu se elabore desde el sentido común y no desde las cuotas familiares -que ya es sabido cuántos disgustos acarrean- son algunos de los retos que mueven a un grupo de vecinos de Alicante -militantes de base y simpatizantes socialistas- a juntarse periódicamente y poner en común ideas y planteamientos encaminados a mejorar esta ciudad y el concepto que los que en ella vivimos tenemos de quienes ocupan la Casa Consistorial. Tan conscientes son de la necesidad de un cambio en el Ayuntamiento pero, sobre todo, en la estructura de un partido que parece sentirse tan cómodo en la oposición como para no moverse de ahí, que se denominan G180 en clara alusión a los grados que deberían girar los socialistas para no repetir el último batacazo electoral. Se consideran «gente de la calle», un foro de debate -«que no de presión», puntualizan- al margen de corrientes -ninguno de ellos ocupa cargo alguno en los órganos de dirección del partido- que en cada encuentro debaten no sólo sobre cómo actuar para lograr un cambio en el sillón de la Alcaldía sino también acerca de la necesidad urgente de una regeneración total, «el trabajar por una nueva pedagogía política que acabe con la idea de que todos los políticos son iguales, que todos son unos corruptos, porque no es cierto», puntualiza uno de los asistentes a estas citas que, sin ser miembro del G180, comparte con el grupo muchas de sus inquietudes.

Como él hay unos cuantos que periódicamente son invitados para que expongan sus propuestas y opiniones y amplificar así el campo de visión del colectivo. Profesionales de reconocido prestigio como el magistrado Luis Segovia; el catedrático de Derecho Procesal José María Asencio -que se ha acabado integrando en el grupo-; el ex presidente del PSPV-PSOE y también del Congreso, José Beviá; el sociólogo experto en inmigración y desarrollo Carlos Goméz Gil o la Síndica de Agravios, Emilia Caballero, ya han compartido estos encuentros en los que también esperan, por citar sólo un par de ejemplos, al decano del Colegio de Abogados, Mariano Caballero, o a personalidades de la talla del magistrado y miembro emérito del Tribunal Constitucional Vicente Gimeno Sendra.

Partidarios del trabajo directo en la calle, en el sentido de conocer las inquietudes y preocupaciones de la gente como paso previo e ineludible para intentar darles respuesta, «hablan en clave de ciudad, de proyectos para mejorarla, para hacerla más habitable, menos inhóspita», señala otro de los asistentes, para quien la sombra del apoyo socialista al Plan Rabasa es alargada y que defiende que «ningún concejal de los que ahora forman el grupo municipal socialista debería repetir. Hace falta una renovación total, una ruptura con lo anterior. De no ser así se perderá una posibilidad de gobierno que en esta ocasión es real».Con todo, los buenos propósitos de este grupo chocan de entrada contra algo que se llama tiempo y que hace imposible que esa ansiada renovación en el partido se produzca antes de la cita con las urnas y, por ende, de la confección de la candidatura con la que el PSOE se la jugará en las elecciones del próximo mayo. Decir aquí y ahora que, en esta ciudad, partido y candidata no caminan de la mano no es desvelar nada que no se sepa o que no se pueda constatar con un análisis somero del día a día. Tan evidente es que sin cambio, al menos de actitud, el resultado es sombrío como que sólo desde la generosidad más absoluta -e impensable, añadiría- se podría asistir al giro de alguno de los 180 grados que dan nombre al grupo. Pero hablar de generosidad cuando lo que está en juego es la supervivencia viene a ser algo así como encerrar a un niño en una habitación repleta de golosinas y pedirle que no coja ninguna. Un milagro. Aún así, es innegable el papel que para la buena salud democrática y reivindicativa juegan colectivos como el G180, que confían incluso en que un día se consiga una dinámica social que haga que en el engranaje de la representación política los partidos sean auténticas correas de transmisión entre pueblo e instituciones. Pero en tanto eso llega, si es que lo hace, es fundamental que estos grupos de ciudadanos inquietos existan y que se sepa dónde están. Como el punto G, vamos.

No hay comentarios: